El pasado 25 de mayo, George Floyd un afroestadounidense de 46 años se dirigía hacia una tienda local en Minneapolis para realizar una compra. Sin embargo, al momento de pagar, el cajero sospechó que el billete de Floyd era falso, motivo por el cual llamó a la policía. Lo sucedido después, es ya conocido alrededor del mundo: Floyd fue esposado y retenido en el suelo mientras la rodilla del policía Derek Chauvin presionaba su cuello con fuerza, con fuerza… hasta dejarlo sin aliento, y donde lo último que pudimos escuchar fue un: “I can’t breathe”. Floyd era un ciudadano estadounidense, padre de una niña de seis años y ex guardia de seguridad, que derivado de la pandemia de coronavirus al igual que millones de personas en el mundo quedó desempleado y además fue asesinado por un motivo racial.
El caso de Floyd causó una gran indignación en Estados Unidos y alrededor del mundo, por ello miles de ciudadanos, políticos y artistas comenzaron a pronunciarse en contra de la violencia policial hacia los afrodescendientes, así mismo, las manifestaciones no se hicieron esperar en Minneapolis y posteriormente en casi todo Estados Unidos. A lo que el gobierno de Donald Trump ha contestado con el despliegue de la Guardia Nacional en al menos 40 ciudades, el uso de balas de goma, gas lacrimógeno y gas pimienta contra los manifestantes, sin mencionar que se ha impuesto toque de queda.
Simultáneamente en México, existieron manifestaciones aunque por motivos muy diferentes, El Frente Nacional Contra Andrés Manuel López Obrador convocó a una marcha nacional en vehículos para evitar contagios de coronavirus. Los motivos de la manifestación estuvieron orientados a quitar del poder a Andrés Manuel López Obrador, ya que de acuerdo con los asistentes, éste encabeza una dictadura comunista caracterizada por una agenda progresista en temas de aborto, drogas y diversidad sexo-genérica con apoyo a los más pobres, situación que para el Frente Nacional es repulsiva y ocasionará que México se convierta en “Venezuela del Norte”.
Si bien, todos en una democracia tienen el derecho a manifestarse y expresar sus puntos de vista, no cabe duda que hay una gran diferencia entre una manifestación en la que se lucha por la dignidad de las personas, por erradicar la violencia y desigualdad racial, en donde se comprende empáticamente la situación del otro y donde se tiene en común el querer cambiar las circunstancias que históricamente han oprimido más a un pueblo que a otro.
Y otra, en la que el privilegio y la ignorancia son los escudos para no reconocer la lucha de los otros, encasillándolas más bien como parte de una agenda comunista, cuando en realidad no hay nada de ello y lo único que se quiere lograr es eliminar la existencia de los otros.
Sin duda alguna, como país, aún queda mucho por reflexionar sobre las luchas que no son nuestras y la manera en la que nos solidarizamos con ellas.