Opinión

A un mes de la sana distancia

Por Erick Morales

Para un recuento de esta enfermedad, importada en un inicio por aquellos de mayor facilidad para emprender un viaje al extranjero, mismos que desconocían del riesgo a enfermarse, no todas las naciones tenían un riesgo tan desbordante como la ciudad donde se originó, o de  quienes se enteraron después y decidieron informar hasta que empeoraron, atacó prontamente a quienes no tienen esa posibilidad, protagonizaron escenas en búsqueda de hospitales que los atendieran, pues muchos se encontraban saturados, cuando estos se vieron rebasados, llevados por sus familiares incluso a hospitales privados, previo al acuerdo del presidente con hospitales privados, donde generaron cuentas que rebasaron los $50 000 pesos, en busca de curarlos ya que esta enfermedad no solo es de ricos.

Otros, quienes se arriesgaban al no usar cubrebocas por el “nuevo costo” teniendo que ponderar: “si es mejor comprar un paquete de cubrebocas, que dicho sea de paso ha subido en costos, o la comida del día a día” optando, algunos, por recortar la base de botellas y pegándoles hilos o ligas, para hacer uno, destacando el ingenio ante una adversidad. Locatarios de diversos mercados, en oposición a las acciones tomadas por sus compañeros, decidieron invertir parte de sus ingresos en comprar cubrebocas y crear medios de protección a base de plástico, a fin de seguir vendiendo, posteriormente apoyados por algunos ayuntamientos con la instalación de lavabos en las entradas y salidas.

Pequeñas empresas que han tenido que cerrar sus puertas por su giro no esencial. Pequeños restaurantes y meseros, fondas, cocinas económicas, que vieron insostenible continuar con sus servicios pues las rentas y servicios no dejan de pagarse aunado al no contar con reparto a domicilio, así como vendedores informales, todos ellos se sostenían de las ventas a trabajadores, estudiantes, maestros y personas que “andaban por la zona”, quienes hoy se encuentran en casa.

Personal médico que ha caído en camas y en el cumplimiento de su labor, por falta de aditamentos de calidad para desempeñar su tarea ante esta pandemia, manifestaciones en diversos hospitales, exigiendo insumos en pro de atender a los pacientes además de material propio, en ocasiones, siendo víctimas de conductas violentas que tomaron algunos ciudadanos en contra de ellos por creerlos un foco de infección.

Siguiendo esto, muchos han atacado pequeños módulos de salud, donde se dedicaban a dar una preatención a quienes presentaran algún síntoma; vehículos encargados de realizar una sanitización, mismos que han sido quemados bajo el argumento “esparcen el virus por órdenes del gobierno” y algunos más, pesar de lo acontecido hasta este momento, tal vez motivo de la falta de materialización de los muertos en su vida cotidiana o por rumores o relatos de segunda o quinta mano, de personas a quienes les pagaron por aceptar que sus familiares murieron por el virus o dejar de laborar en sus centros de trabajo, no creen en esta realidad señalado “¿para qué lo uso (el cubrebocas), si no estoy enferm@? ¡que lo usen los enfermos! ¡eso del covid, no existe, es un invento!”. ¿Acaso verán fundados estos pensamientos en la falta de uso de cubrebocas de determinadas autoridades?

A un mes de terminar la jornada nacional de sana distancia y la pronta exposición de los mapas en los que se muestra, de acuerdo al sistema de semáforo, la situación particular que guarda los Estados de la República aunado a la tendencia que cada uno tendrá.

Sin embargo, a diferencia de las primeras declaraciones ofrecidas por el doctor Hugo López-Gatell, el panorama actual no luce tal cual se había planteado, semana a semana han aumentado los contagios además del número de defunciones. En la semana pasada,

México superó al Francia, misma que ha levantado su cuarentena en el punto más bajo de la curva de contagios, que hasta el viernes pasado tenía un total de 199,473 contrastando con la cantidad de 208,392 pertenecientes a México, por el lado de muertes aún se encontraba debajo de España, misma que tenía 28,338; contra 25,779 en México, cifras de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins.

Si bien las comparaciones entre países son inevitables, hay que atender a las particularidades o variables que presentan estos mismos, población, índices de natalidad y mortalidad, distribución de espacios urbanos, geografía del país, por citar algunos, a partir de estas se podrá entender, el panorama al que enfrenta cada nación.

Ahora bien, al iniciar el primer mes “libre de sana distancia” se tenían registrados 93,435 casos y 10,167 defunciones. Ayer, con el término del mismo, se contabilizaron, en cuanto a contagios, 226,089 casos mientras que el número de defunciones se ubica en 27,769, cifras oficiales. Números que distan mucho uno del otro ¿Qué fue lo que falló? ¿Los mensajes dados a los mexicanos no fueron efectivamente recibidos? ¿Los representantes no dieron el ejemplo? ¿El fin de la jornada de sana distancia desemboco todo este cambio? ¿Los apoyos tardíos pesaron más para que aquellas personas en negocios pequeños, así como a las personas quienes viven de sector informal necesitados por el sustento de cada día, decidieron romper la cuarentena?

Aún, con todo esto, no debemos olvidar que los números correspondientes a personas que se han contagiado exclusivamente en el mes de junio, serán conocidos hasta mediados de este mes, por el lapso de incubación, presentación de síntomas y confirmación por medio de pruebas.

Por lo cual, aun sería muy pronto hablar de una derrota sustancial o un aplanamiento de la curva de contagios. En palabras del doctor López-Gatell “Esta situación no terminara súbitamente sino declinando progresivamente” como se ha visto en otros países donde paulatinamente han comenzado a salir; sin embargo, han tenido situaciones de rebrote ocasionando su reconfinamiento o cuarentena, con el fin de controlar y volver a las actividades sin olvidar las medidas de protección, ya que su principal tarea para el resto del año y el siguiente, será evitar un cuasi o colapso de su sistema médico como se vio al principios de año.

Por otro lado, retomando las declaraciones del director de la Organización Mundial de la Salud, al inicio de esta semana, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus “El virus tiene todavía mucho espacio para moverse, todos queremos que esto termine… todos queremos volver a la normalidad… pero la realidad es que esto ni siquiera está cerca de terminar por ello, bajar la guardia ante una disminución en un periodo de tiempo inmediato sería irresponsable pues la propagación podrá continuar, aunque se tenga una vacuna. El director, incluso ha alentado a rastrear los contactos en pro de atender manera temprana y evitar un bueno brote entre zonas, pues este virus no conoce de barreras administrativas o muros. Por lo cual, es menester acatar las medidas de salud que tomen los países individualmente para combatir además de que ninguno caiga víctima de esta pandemia, así como compartir información sobre el virus SARS-CoV-2.

Cabe mencionar que un rebrote, tendría un mayor impacto en relación a ignorar las medidas dichas a lo largo de estos meses, en cuanto se empiece con el periodo de desconfinamiento paulatino de los demás sectores. Por ello, la vuelta a la soberanía local en este ámbito, es menester ya que, con las observaciones hechas por cada estado, harán su planeación en función de hacerle frente con base a su índice y tendencia de contagios además del pronóstico, medidas y acciones concretas tendientes a reactivar su economía, tomando como ejemplo lo sucedido en la planta de Volkswagen, donde dieron positivo 100 empleados, ante ello, han adoptado medidas más estrictas entre aquellos que acudirán a la planta.

Sin embargo, las cuentas de todas las personas no se detendrán por esta pandemia, aunado a los compromisos pactados, ambas situaciones que aquejan a muchos ¿Qué futuro tendrían quienes no puedan pagar los servicios acumulados ni cubrebocas para su protección?

Todo esto ha resaltado las múltiples desigualdades y deficiencias en muchos sectores, por lo cual, no hay que dejar de prestar atención en el cuidado de la salud ni en los programas por parte del sector salud para la prevención, atención y combate de enfermedades crónico-degenerativas, mismas que han “maximizado” los efectos mortales del covid. Hay que recordar que esta pandemia podrá seguir, en menor medida si actuamos de manera prudente, por lo que aquellas podrían ser adquiridas con el tiempo aunado al descuido, disminuyendo las defensas del cuerpo ante un hipotético contagio.

A su vez, la necesidad de aumentar la infraestructura, suministros y personal médico, no en función de crear al por mayor sino los suficientes con el propósito de atender a un número superior de pacientes. A su vez, tomar esta situación como experiencia, a nivel personal y estado, en razón de prepararse para un futuro, en el cual, conviviremos con esta enfermedad cotidianamente.

Quiero extender mis respetos y condolencias para aquellos que han perdido a algún ser querido en estos meses. Por otro lado, mi admiración y gratitud a todos aquellos que laboran en el sector salud, sobre todo, quienes trabajan en la primera línea ante esta situación.

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