Salida de EEUU de la OMS y gobernanza global en tiempos venideros
Por: Ana Isela Hernández Severiano
Los profesionales de las Relaciones Internacionales por años han buscado explicar la realidad a través de teorías y paradigmas. Aunque siempre han existido casos para realizar dichos estudios, pareciera que hoy en día se vuelven mucho más evidentes. El 2020 para muchos se ha convertido en un chiste de redes sociales por todos los acontecimientos que sorpresivamente se han suscitado, pero lo cierto es que el alcance de estos es un tema muy delicado para los tiempos venideros y el desarrollo de todos los países del mundo.
No podía faltar en este contexto el protagonismo de los Estados Unidos de América, que ha caracterizado su identidad desde mediados del siglo pasado. El país norteamericano que inauguró el presente año con una escalada en el conflicto ya duradero con la República Islámica de Irán, y que rápidamente se convirtió en el más afectado por la pandemia de COVID-19, pone a los estudiosos en un interesante juego de predicción sobre su relativa inestabilidad interna y las polémicas e importantes decisiones que ha tomado su presidente en el contexto internacional y si ello será un factor significativamente influyente en su participación de la gobernanza global.
La Universidad de Oxford define a la gobernanza global como “…un proceso continuo a través del cual los intereses en conflicto o divergentes pueden ser ordenados, y pueden realizarse acciones de cooperación. Ello incluye instituciones formales y regímenes con poderes para vigilar su cumplimiento, así como arreglos formales e informales que las personas o las instituciones han acordado o perciben como afines a sus intereses”, esto para hacer frente a los retos y problemáticas de la realidad actual. Este argumento difiere del sistema bipolar que Waltz defendía como idóneo y que durante la Guerra Fría evitó que se desatara un conflicto pese a las tensiones, ya que la gobernanza global señala a diversos actores como los responsables de las decisiones trascendentales en la disciplina internacional.
Jorge Schiavon, al hablar de interdependencia dice que en el mundo existen múltiples actores, canales, temas, estrategias y regímenes internacionales, los cuales facilitan y promueven la cooperación internacional. A su vez, Prado Lallande señala que las instituciones internacionales promueven, mejoran y aumentan la permanencia de la cooperación internacional al ser mecanismos normativos que influyen en la conducta de los actores. Existen premisas muy interesantes sobre el inicio del estudio de la gobernanza global como una teoría.
Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial, en un nuevo orden mundial después de la Carta de San Francisco, el sistema internacional ha estado sumamente influenciado por el accionar del gobierno estadounidense y sus posturas y contribuciones en diversos aspectos que conforman la gobernanza global, pero con el proyecto de nación de Donald Trump, en el cual se prioriza lo referente a la seguridad nacional, en temas internacionales ha quedado de cierto modo un espacio que podría representar una oportunidad para un nuevo liderazgo.
La salida de EE.UU. del Acuerdo de París sobre cambio climático en 2017 y del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2018, ha dejado entrever que el multilateralismo perdió peso en su agenda. El pasado viernes 29 de mayo de 2020 nuevamente Donald Trump hizo de conocimiento público una decisión bastante controversial en medio de la situación internacional actual: el país a su cargo abandonaría la Organización Mundial de la Salud, bajo el argumento de que la OMS ha tenido un mal manejo de la pandemia por este nuevo coronavirus y de que se ha dejado influenciar significativamente por China.
Esto sucede apenas un tiempo después de que el mandatario anunciara la suspensión de los fondos de EE. UU. a la OMS hasta realizar una investigación a la organización por lo ya señalado anteriormente. Trump dijo que EE.UU. contribuye con de 450 millones de dólares al año para la OMS y que pese a que el país marcó claramente cuáles eran las reformas necesarias, la organización se negó a realizarlas. También notificó que ese presupuesto sería utilizado para otras entidades relacionadas con la salud.
Jack Chow, antiguo embajador de EE.UU. contra el VIH/SIDA durante la administración de George W. Bush acusó estas acciones de ser impulsivas, punitivas y de afectar la posición estadounidense frente a la contingencia sanitaria mundial. También hizo énfasis en las lagunas como el qué sucederá con los funcionarios americanos en la OMS y qué otros actores llenarán el lugar que este país dejará. Las consecuencias pueden devenir en limitaciones para las alianzas sólidas en temas de salud y para el temor de Washington, en mayor influencia de la República Popular China.
Actualmente EE.UU. se encuentra en un difícil momento al interior ya que en pleno año electoral se han desatado protestas por todo el país tras el asesinato de un miembro de la comunidad afroamericana llamado George Floyd a manos de agentes de la policía de Minneapolis, Minnesota, hecho que ha iniciado el movimiento “Black lives matter” en el cual ciudadanos, figuras públicas y políticos en todo el mundo se han levantado en contra del racismo. La respuesta de Donald Trump ha sido calificada como agresiva y apelando a sus fuerzas militares en todo momento, lo que ha aumentado el descontento de los civiles.
Esta inestabilidad interna llega como anillo al dedo para poner en tela de juicio su posible reelección a fines de 2020 para un próximo período presidencial, así como para alimentar las ideas de que la era de EE.UU. como líder mundial está en riesgo, y que sus decisiones únicamente lo han llevado cada vez más lejos del diálogo internacional actual que se enfoca en la cooperación internacional y la ayuda a los países en desarrollo, aislándolo de un avance necesario para la subsistencia de los países.
Este escenario es la oportunidad perfecta para que las potencias europeas o los gigantes asiáticos puedan configurar una agenda de política exterior que les dé las riendas de un sistema internacional cambiante y mantenga el equilibrio de poder.
Aprovecho este espacio para desviar un poco el tema y señalar que, además de lo inaudito que resulta ver el país que más contribuye económicamente con una dinámica internacional y que aparentemente busca velar por los Derechos Humanos y el establecimiento de la paz y la justicia, como lo es el contexto de Naciones Unidas, sea el epicentro de semejantes problemáticas, debemos ser conscientes de que esta es una realidad que se ha asentado en todo el mundo.
Es muy sencillo mirar hacia arriba sin percatarnos de que hemos normalizados actitudes y acciones racistas, clasistas y discriminatorias más de lo que somos conscientes en nuestro propio país. Debemos sumar nuestras voces a los grandes movimientos pero empezar a buscar la erradicación de todo tipo de acción que no contribuya a la dignidad humana desde nuestra trinchera y nuestro día a día también.