Síntesis
En este artículo analizo la hipótesis de Felipe Calderón relacionada con la criminogénesis de la violencia en México con base en su experiencia como Presidente de la República y reflexiono sobre la importancia de integrar las ideas sólidas, estructuradas y bien argumentadas al debate en la materia.
Desde hace ya varios años nuestro país ha sido víctima de un incremento exponencial de la violencia y, específicamente, por delitos de alto impacto (homicidios, secuestros, extorsiones) explicados en gran medida por el combate frontal a la delincuencia organizada (Hernández, Romero, 2019). Ahora bien, resulta lógico que las personas intentemos buscar el origen de este fenómeno o, como decimos los criminólogos, su criminogenesis.
Bajo esta perspectiva, han surgido numerosas hipótesis, sin embargo, la que más ha estado latente en el escenario político, y de la cual han lucrado demasiado, es que “todo es culpa del expresidente Calderón”. Esto surge, como los mexicanos sabemos, debido a la llamada “guerra contra el narco”.
En este sentido, me parece que vale la pena hacer una pequeña reflexión sobre la situación dado que el pasado 10 de agosto el actual mandatario federal, Andrés Manuel López Obrador, calificó al Estado mexicano, durante la administración de Calderón, como un narcoestado (CNN, 2020). La razón de su comentario es “porque estaba tomado el gobierno. Quienes tenían a su cargo combatir a la delincuencia, estaban al servicio de la delincuencia” (López, 2020).
Bajo esta lógica, me parece que el presidente ha tomado la vía fácil y políticamente rentable de culpar a un expresidente “del viejo régimen”, sin embargo, los que tenemos un poco de sentido común sabemos que el tema es mucho más complejo.
En este contexto, Calderón (2020) contraargumenta en el capítulo 11 de su libro Decisiones Difíciles que es el cambio de modelo de negocio de las organizaciones criminales el que detona la ola de homicidios y violencia en nuestro país dado que éste provoca las disputas territoriales.
Explica que este cambio de negocios consiste en que, en los noventa, estas organizaciones decidieron no solamente dedicarse al narcotráfico, sino también al narcomenudeo. Dicho en otras palabras, el negocio del primero está en el control de las rutas y carreteras (transporte) y del segundo en el control del barrio, pueblo o ciudad (territorio) donde se distribuye la mercancía. Entonces, dice que este nuevo modelo de negocio provocó que los grupos se disputaran la clientela, es decir, pelearan por el territorio (plaza).
Bajo este esquema, comenta que hay dos principales problemas subsecuentes de que estas organizaciones controlen un determinado territorio y sus autoridades: 1) empiezan a extraer rentas (cobro de piso) y 2) logran impunidad para sus miembros. Así es como colapsa la seguridad y se genera un sentimiento de inseguridad permanente por parte de la población.
Evidentemente esto requiere ser analizado y estudiado de manera exhaustiva para no caer en vicios políticos, sin embargo, cobra relevancia porque es un argumento correctamente estructurado desde una perspectiva técnica que favorece al debate en la materia.
En suma, lo que trato de decir son dos cosas. Por un lado, no caigamos en explicaciones simplistas sobre un problema tan complejo como lo es la inseguridad. Es decir, si el expresidente Calderón tiene responsabilidad jurídica alguna, que se actúe en consecuencia. Pero si no es así, la violencia debe dejar de politizarse.
Por otro lado, debemos estar abiertos a nuevas ideas que expliquen, en mayor o menor medida, y contribuyan a solucionar el problema de la inseguridad siempre y cuando tengan un sólido sustento teórico. Esto es un elemento sustantivo porque solamente a través del diálogo informado y argumentos bien planteados podremos enriquecer el debate que, invariablemente, generará las soluciones integrales que necesitamos en la materia.
¿Y usted qué opina?
Fuente: Forbes. Recuperado de: https://www.forbes.com.mx/politica-amlo-mexico-narco-estado-sexenio-calderon/
