Una de las tradiciones más arraigadas en México son las posadas navideñas, costumbre de origen colonial que se ha mantenido a lo largo de los años como un verdadero elemento de la esencia de nuestro país.
Cada que llega el mes de diciembre, la celebración de las posadas es uno de los momentos más esperados, ya que es el preámbulo de los festejos por la Navidad y el nacimiento de Jesucristo. En ellas las familias mexicanas se reúnen y disfrutan en un ambiente de concordia y fraternidad.
En esta época los viajes por México se multiplican, ya que a cada una de las regiones del país llegan viajeros ansiosos por regresar al terruño y abrazar a los suyos, por comer todo lo que extrañan o simplemente para recuperar esos lazos que les dan identidad y arraigo.
Entre las cosas que más unen a los mexicanos se encuentran los antojitos para posadas navideñas, que hacen las delicias de chicos y grandes durante toda la temporada decembrina.
Las posadas navideñas son una representación de la peregrinación de María y José en la víspera del nacimiento de Jesús; andar que, de acuerdo con la tradición cristiana, les tomó nueve días de Nazaret a Belén.
Por esa razón es que las posadas mexicanas duran también nueve días, recordando a los peregrinos que buscaban una posada en donde naciera su hijo.
¿Cuándo empiezan las posadas?
Comienzan cada 16 de diciembre y concluyen nueve días después, la noche del 24 de diciembre, en la cual se festeja el nacimiento del Niño Jesús, considerado por millones de personas en todo el mundo como El Salvador de la humanidad.
Las posadas son el núcleo y el corazón de los festejos por la Navidad, que en México representa, además, un momento de integración familiar que en cada región del país tiene sus expresiones particulares.
Las posadas en Tepotzotlán, Pueblo Mágico del Estado de México, son un ejemplo de lo anterior. Sus iglesias coloniales, su deliciosa comida y sus tradicionales y famosas pastorelas son un referente en el centro del país.
Y hablando de gastronomía, algo que definitivamente distingue a esta temporada son las comidas para posadas. Hay una gran variedad de platillos, dulces, preparados y demás delicias que no pueden faltar.
Una posada que se respete necesita ofrecer los clásicos tamales de rajas, de mole o de dulce; o unos chicharrones preparados, unos deliciosos huaraches, unos esquites o los infaltables elotes con crema.
Los postres no pueden faltar. Desde unos crujientes buñuelos hasta los dulces que rellenan los aguinaldos y hacen felices a los niños.
Tampoco puede faltar un sabroso ponche de frutas para acompañar los alimentos que son en sí mismos una rica expresión de la diversidad cultural de México.
La fiesta
El momento culminante de cada posada, además de la entrada de los peregrinos, es la de la piñata.
En su forma original, las piñatas constaban de siete puntas que representaban los siete pecados capitales, mismos que eran destruidos al momento de romperla. Hoy se les asigna cualquier figura, pero igual se les pega con todo.
La fiesta está engalanada siempre por la luz. Las velas y las luces de bengala son parte fundamental de las posadas y son de los elementos que lograron pervivir desde la época prehispánica y que se incorporaron de manera natural a la tradición.
Las posadas son fiestas de canto, color y mucha comida tradicional que representan la forma en que muchos mexicanos viven su fe, y que además son un buen momento para reforzar lazos con familia y amigos. No por nada es una de las costumbres de mayor arraigo e importancia del país.
Esta temporada decembrina es un buen momento de vivir las tradiciones y retomar aquello que nos da sentido e identidad como nación. ¿Ya sabes en dónde vas a pasar las posadas este año?
Texto escrito originalmente en “DIARIO DE MÉXICO” https://www.diariodemexico.com/tendencias/las-posadas-un-pilar-de-la-identidad-mexicana
