¿Por qué se alaba a los camiones llenos de cerveza y no a los médicos o personal que arriesga su vida día a día?
Por Erick Morales.
Para contestar está pregunta, Aristóteles en su libro de Ética Nicomaquea resume la situación de los sucesos productores de mayor placer, siendo entre dos o más, cuando se desarrollan estas actividades se presta o da valor a aquellas que nos parecen más gratas, restándole importancia a las cuales, escapan de dar placer. Por ello, a través de esta bebida embriagante al modificar nuestro sistema e inhibirlo, incluso el dolor, produciendo un placer en ese proceso, por otro lado en los hospitales, clínicas, sanatorios, nos parecen lugares angustiantes, debido a la incertidumbre producida sobre la salud de algún familiar, pensando en ello como antecedente, buscar culpables ante la pérdida de salud o de la vida en un lugar, atendido por el personal médico tiene cierta lógica, pero ello nos conduce a un error, ya que al solo colocarnos en una relación de puntos siendo a y b, evita contemplar las variables posibles cuyos efectos cambien radicalmente el resultado.
Siguiendo esto, encontramos diversas situaciones, donde los personales médicos son “linchados” o expulsados por realizar sus actividades en pro de cuidar a sus pacientes, fieles al juramento hipocrático hecho, casos como Michoacán con el médico Salvador Jasso cuya familia tuvo que salir en plan de huida tras los ataques realizados por sus vecinos, en la comunidad de Ahuirán, bajo el motivo de la muerte de un paciente atendido, un vecino, a quien horas antes le inyectó dexametasona , en función de desinflamar las vías respiratorias, pues había detectado síntomas parecidos a los producidos por el COVID-19 incluso enviándolo a un hospital de la región junto con su familia, siguiendo así los protocolos establecidos, buscando una mejor atención; sin embargo el paciente murió horas después. Desatando con ello, la furia de sus vecinos, habitantes de dicha comunidad y familiares del paciente, quienes acudieron a su domicilio con el objetivo de ejercer su “justicia”, ahí atacaron a su familia, colocándolos en la situación de abandonar su hogar huyendo del pueblo para evitar ser linchados y/o secuestrados, ante este suceso su hijo grabo un video, al salir de aquella comunidad, en el cual explicaba lo sucedido dejando un mensaje “…como una profesión tan noble que es el ser médico se ha convertido en un delito en este país…”. Y en Chiapas de forma reciente, el caso del médico urgenciólogo Gerardo Grajales Yuca quien encabezó un equipo médico de 90 personas brindando atención a pacientes no derechohabientes, en una área llamada “Bunker VIP” dentro Instituto de Seguridad Social para los Trabajadores del Estado de Chiapas (ISSTECH) , donde estuvieron bajo observación diversos funcionarios estatales, políticos y familiares, con el fin de recibir atención médica tras contagiarse de COVID-19; sin embargo uno de ellos, Miguel Arturo Ramírez López quien fue tres veces diputado, falleció el pasado 7 de julio, dando pie a la denuncia de la hija del ex diputado, bajo el argumento de abuso de autoridad señalando al médico Grajales Yuca, como probable responsable de tal conducta, pues a su dicho, le había solicitado la compra de medicamentos y equipo para ser atendido. Llevando así una carpeta de investigación en su contra, derivado de ello, fue llevado al penal de “El Canelo” ubicado en Chiapa de Corzo, tras la determinación de la medida cautelar del juez que conoció del litigio. Esto mismo motivó, diversas movilizaciones en este estado y otros más, mostrando el apoyo ante esta situación, atrayendo las luces de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) cuya titular, Rosario Piedra Ibarra ordenó iniciar una investigación de oficio y atracción, de los posibles actos u omisiones cometidos por los servidores públicos de la Fiscalía estatal además de exhortar a las autoridades estatales involucradas “…que sus acciones sean apegadas a derecho, respetuosas de sus prerrogativas esenciales y se conceda, en el caso, el pleno ejercicio del derecho al debido proceso…”.
Por otro lado, surgieron denuncias sobre el presunto “Búnker VIP” donde eran atendidos políticos, empresarios y funcionarios ingresando por recomendación del Director General del Instituto, Alberto Cundapí Núñez, quien encargaba al personal, estar pendiente de los pacientes quienes llegaban a esta zona, aislada del resto y dicha área, no se atendía a derechohabientes sino a personas influyentes, exponiendo las preferencias en la atención y disposición de equipo de mayor calidad, posteriormente, trataron de ocultar tras la captura del médico Grajales Yuca, al estilo de la instrumentación jurídica como cacería de brujas o de enemigos políticos o venganza personal.
Se les recriminan las muertes de pacientes, aun cuando, hicieron lo más posible para salvar sus vidas.
Ante este escenario parece burdo recordar la conmemoración del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, este fue señalado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en diciembre de 2008, en memoria del brutal atentando terrorista contra la sede de las Naciones Unidas en Iraq, la cual, cobró la vida de 22 y del Representante Especial para Iraq del Secretario General de la ONU, Sergio Vieira de Mello quien trabajó en la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados también en operaciones humanitarias y de mantenimiento de la paz en Bangladesh, Sudán, Chipre, Mozambique y Perú, así como ocupó brevemente el cargo de Representante Especial del Secretario General en Kosovo, así como el de Administrador de Transición de las Naciones Unidas para Timor Oriental, este ultimo motivo del atentado pues “…Abu Musab al Zarqaui, ex líder de la organización terrorista al Qaeda, se atribuyó la responsabilidad de la explosión, en un comunicado de al Qaeda dijo que De Mello fue asesinado porque había ayudado a Timor Oriental a convertirse en un estado independiente, robando así el territorio del «califato islámico»…”[1]
Este día la comunidad internacional debe dar reconocimiento a los trabajadores humanitarios que han sido asesinados o resultaron heridos en desempeño de su labor además de honrar a todos los trabajadores humanitarios y los profesionales de la salud quienes continúan, aun con dificultades, deficiencias en los recursos, insumos bajos, distancias, ubicaciones remotas y circunstancias más extremas del mundo, prestando asistencia y protección a millones de personas.
Este 19 de agosto es menester rendir un homenaje especial a los héroes en la vida real, quienes decidieron dedicar sus vidas a ayudar a otros, siguiendo esto, la campaña de este año se centra en ¿Cuál es el motivo, razón o causa de los trabajadores humanitarios y personal médico, a seguir dedicando su vida a salvar y proteger otras, sin tomar en cuenta los conflictos, la inseguridad, la dificultad de camino en busca de la población más lejana necesitada de ellos, aunado a los riesgos relacionados con el COVID-19 que azotara a la humanidad por largo periodo?
Siendo fieles a los cañones de la ONU, el recordar los días internacionales nos da la oportunidad de volver empático al público, sobre los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud, por coitar algunos. A su vez, hacer un llamado de atención a los medios de comunicación para que a través de sí lleven a la sociedad aquellos problemas latentes muchas veces olvidados por la falta de materialización en su entorno. Cumpliendo así con un doble objetivo, el primero a los gobiernos, quienes utilizando políticas tomen medidas siempre en consideración del estado de derecho, en segundo enfocado a los ciudadanos, en favor de conocer mejor la problemática y exijan a sus representantes el actuar en favor de sanear estas situaciones.
Con todo lo anterior, esperemos que aquellas preseas otorgas, a la par de la condecoración Miguel Hidalgo, sean suficientes para hacerles justicia a todo el personal médico, quienes diariamente luchan en los hospitales, sin dejar de recordar a quienes han muerto. Contrariamente a ello, sería mejor utilizar las “ayudas” en forma de pago, las cuales son entregadas junto con los diversos reconocimientos, en favor de materiales y equipos indispensables, (tendrán que ser vigilados estrictamente a fin de no repetir los casos de sobreprecio, sin licitación y defectuosos) sin ser ocupados “en atender a la élite” de forma exclusiva, ya que siempre se ha argumentado este uso bajo la influencia por sus pagos o influencias, brindando un ingreso extra a los hospitales públicos o devolviendo un favor político. Las instituciones de salud, antes de actuar como unidades de recaudación o ámbito mercantil debería pugnar por la atención universal sin llegar a puntos exorbitantes -claro ejemplo de aquellos quienes, contagiados de COVID-19 en su desesperación y no ser atendidos en determinadas unidades, mayormente relacionadas con su “actividad” ingresan a aquellas designadas a los trabajadores del estado, generándoles así una deuda, la cual fácilmente superará los cien mil pesos con una dificultad inmensa al tratar de pagarla- ¿Cómo podremos evitarles deudas, a la vez de brindar atención sin caer en conductas bancarias, respetando y garantizando el derecho a la salud marcado en el artículo 10 del “Pacto de San Salvador?
[1] Fragmento tomado de la columna de CHRISTOPHER HITCHENS publicada en octubre 03 del 2005 “Why Ask Why?
Terrorist attacks aren’t caused by any policy except that of the bombers themselves”