La llama doble
En abril de 1993 nuestro Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, escribiría un libro impensado, un libro sobre el erotismo y el amor, un libro titulado “La llama doble”. Lo escribió ya en sus últimos años de vida, como si la vejez nos hiciera comprender lo que verdaderamente es el amor.
La idea central de su obra es plasmar la importancia de la sexualidad en la vida del ser humano, cómo la sexualidad constituye el fuego primordial de la vida, para luego levantar la llama roja del erotismo y éste al mismo tiempo levantar otra llama más sutil y más trémula: la llama azul del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida.
Es un libro fundamental para comprender la importancia de la sexualidad en la historia de la humanidad, para entender cómo el hombre y la mujer transformamos el sexo en erotismo, es decir, el sexo animal en poesía, en metáfora humana. La finalidad del sexo es la reproducción, mientras que la finalidad del erotismo es alcanzar por un instante el más allá aquí y ahora.
Poesía y erotismo, poema y ceremonia: dos formas de buscar el cielo. La poesía es algo más que palabras, como el erotismo es algo más que sexo, ambos buscan trascender la piel, los sentidos, el mundo: ambos buscan encontrar la divinidad. Ambos buscan convertir al hombre y la mujer en dioses, a su imagen y semejanza.
Porque el único animal erótico es el ser humano, los animales solo tienen sexo, nosotros tenemos algo más, algo terrenal y divino. Nos dice Octavio Paz que el sexo es necesario para la existencia de la sociedad, ya que sin reproducción no hay mundo. Sin embargo, el sexo también es un peligro para la sociedad, por ello ha sido necesario crear reglas para su control, tales como la prohibición del incesto, el voto de castidad, la legislación sobre los burdeles y el mismo matrimonio. Sin esas reglas la familia y la sociedad se desintegrarían.
El erotismo mueve al mundo, el Antiguo Testamento está llena de historias eróticas, la guerra de Troya surge por un conflicto erótico entre Paris y Helena, la inspiración del Quijote de la Mancha es dormir en los brazos de Dulcinea, el Cantar de los Cantares es un poema religioso y erótico, y Platón crea la idea de un amor erótico como un impulso vital que asciende; en fin, el erotismo ha hecho estallar guerras e ideas, poemas y libros en el mundo.
Nos dice Paz que “Eros es una divinidad que comunica a la obscuridad con la luz, a la materia con el espíritu, al sexo con la idea, al aquí con el allá…”; y es precisamente eso lo que buscamos en el encuentro erótico, un oportunidad de entrever el más allá, una sola oportunidad de trascender la vida; “Todas las mujeres y todos los hombres han vivido esos momentos: es nuestra ración de paraíso.”, escribe Octavio Paz.
El sexo es la fuerza primordial, luego viene el erotismo. El erotismo nos lleva al más allá, al cielo prometido aquí y ahora. Finalmente, en la cima del erotismo, encontramos solo a veces una pequeña llama azul y trémula: la del amor, la llama que nos hace divinos. La llama que nos permite convertirnos no solo en polvo, sino en polvo enamorado.