El posible regreso del “Chino Ántrax” a Sinaloa
La fuga de José Aréchiga Gamboa pone en alerta a las autoridades de México y EEUU por su supuesto regresó al crimen organizado.
Menos de una semana han tardado las odas mexicanas en glosar la última osadía del peligroso operador del Cártel de Sinaloa, José Rodrigo Aréchiga, “El Chino Ántrax”. Hace unos días el narcotráficante escapó de prisión domiciliaria en San Diego, California.
l cabecilla de Los Ántrax —brazo armado del Cártel de Sinaloa— dejó la residencia donde purgaba su condena en libertad condicional, y desde el viernes es buscado por agentes de la DEA en México y Estados Unidos.
Los componentes de la fuga, propios de una película, se han convertido de inmediato en carne de narcocorrido, especialmente en Sinaloa, donde la música popular mexicana exalta las andanzas de los narcotraficantes casi como si fueran héroes clásicos.
Pese a los narcojuglares que ha inspirado el Chino Ántrax en el estado del norte, nadie ha podido dar razón de éste.
Desde la desaparición del capo, el periodista del semanario Río Doce, Miguel Ángel Vega, inició una indagatoria con gente allegada al Cártel de Sinaloa. “Ni sabíamos que ya no estaba en el tambo”, dijo una de las personas consultadas por Vega.
Agregó: “Ese compa controlaba todo por acá, si de verdad se fugó, va a caer de nuevo (a Culiacán) y no me extrañaría nada que vaya a tener más control que antes”.
De acuerdo con las anécdotas que se contaban en la capital de Sinaloa sobre “El Chino Ántrax”, su carácter excéntrico lo hizo ganar peldaños dentro de la organización dirigida por Ismael “El Mayo” Zambada. Para 2008, José Aréchiga era uno los sicarios más violentos y efectivos del Cártel de Sinaloa y jefe de seguridad de Vicente Zambada Niebla.
En 2009, luego del arresto del Vicentillo, el ahora fugitivo se hizo cargo de toda la logística y parte operativa de la que estaba a cargo el hijo del Mayo Zambada, y poco a poco se ganó el reconocimiento, principalmente por sus excentricismos y amor a las armas.
El golpe principal al Chino Ántrax lo dieron los estadounidenses, no los mexicanos. En 2014, detuvieron en Holanda al cabecilla narco, en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol en un vuelo procedente de México.
Se informó entonces que su ubicación habría ocurrido gracias a publicaciones que hizo en su cuenta de Instagram, lo que permitió a los agentes de la DEA coordinarse con sus similares en Europa y esperarlo a su llegada a Países Bajos.
Siete meses después, en julio de 2014, fue extraditado a Estados Unidos donde la corte de Distrito Sur de California lo acusó de tráfico de cocaína, marihuana y de surtir droga a la pandilla Los Nitro, en San Diego. Tras diez meses de juicio, Aréchiga Gamboa se declaró culpable por cargos de narcotráfico.
“El Chino Ántrax”, que colaboró durante años con la fiscalía estadounidense dando nombres, direcciones y formas de operación del Cártel de Sinaloa en EEUU, recibió una sentencia de 87 meses de prisión más cinco años en libertad condicional.
Tan sólo con 33 días transcurridos en prisión domiciliaria, “El Chino Ántrax” desapareció del departamento que era supervisado por los agentes Marc W. Ryan y Kimberly A. Pelot. Ambos se presentaban tres veces por semana para que Aréchiga firmara una acta judicial. Pero la semana pasada, el líder de Los Ántrax huyó con rumbo desconocido.
El expediente judicial 3:13-cr-04517 especifica que Aréchiga Gamboa fue puesto en libertad condicional desde el pasado 3 de marzo, luego de cumplir una sentencia de siete años y dos meses (87 meses) en la cárcel de máxima seguridad Metropolitan Correctional Center de San Diego.
Frank J. Ragen, abogado del narco mexicano, negoció con la fiscalía para que su cliente purgara cinco años más en arresto domiciliario y se le permitiera salir en un radio no mayor de 500 metros de su casa, y si lo hacía debía notificar antes a sus supervisores.
La magistrada Dana M Sabraw accedió en parte por el buen comportamiento del Chino Ántrax y porque había cooperado con los fiscales. Antes de su fuga, José Rodrigo Arechiga Gamboa, habría asegurado estar arrepentido de su historial criminal y sólo deseaba rehacer su vida de una manera honesta.
Todo habría ido bien, hasta que el Chino Ántrax empacó una maleta y se fue. Los expertos advierten que su regreso a Culiacán, en especial al Cártel de Sinaloa, podría ser un arma de doble filo, pues ya son siete años de su ausencia y muchos de sus pistoleros están muertos. Además de que existen nuevos liderazgos y más poderosos. Por otro lado, José Aréchiga personificaba a uno de los hombres más fieles del Mayo y sus hijos.
Aréchiga Gamboa ganó fama en gran medida porque le gustaban las armas y la acción, incluso existe la versión, que nunca fue confirmada por las autoridades, que cuando asesinaron a Rafael Arellano Félix (1949-2013), él fue el sicario que entró disfrazado de payaso y lo ejecutó en su fiesta de cumpleaños.
En su cuenta de Instagram exhibía sus excesos. Hay quienes aseguran que mandaba a confeccionar zapatos y ropa a su medida con diseñadores de Estados Unidos y Europa. Era normal verlo en eventos de talla internacional como peleas de box, pasarelas y presentaciones.
Con información de: Notimex