Donald Trump desmantela grupo de trabajo Covid-19; luego se arrepiente y recula
El presidente estadounidense rectifica y anuncia que mantendrá de forma indefinida el equipo de médicos y expertos
El País
Tan sólo un día después de que confirmase su intención de desmantelar el grupo de trabajo de la Casa Blanca formado para lidiar con la crisis del coronavirus, Donald Trump ha anunciado este miércoles que lo mantendrá de forma “indefinida”. A través de una serie de tuits, el presidente de Estados Unidos ha recalcado que la comisión que lidera el vicepresidente, Mike Pence, ha hecho “el fantástico trabajo de unir muchos recursos complejos que dejan estándares muy altos para los que vengan en el futuro”.
UN CIENTÍFICO DESPEDIDO POR SU POSICIÓN DE CRÍTICA
Al mismo tiempo, el científico Rick Bright ha denunciado nepotismo en la gestión de la crisis por parte del Gobierno, tras ser despedido de la Administración. El mandatario ha sacado pecho para incluso presumir de que, gracias al aumento en la producción de productos esenciales para luchar contra la Covid-19, ha podido ayudar a “otros países que están desesperados”. “Debido a este éxito, el grupo de trabajo seguirá indefinidamente, centrado en la seguridad y en reabrir nuestro país al mundo”. El pasado martes, menos de 24 horas antes de que escribiese los tuits, Trump visitaba una fábrica de mascarillas en Phoenix (Arizona), donde dejó claro que su intención era desmontar el equipo de expertos de la Casa Blanca que hasta ahora ha enfrentado la pandemia. “Creo que Mike Pence y el grupo de trabajo han hecho una gran labor”, dijo el mandatario.
“Pero a partir de ahora vamos a tener otra perspectiva, la de la seguridad y reabrir el país, y tendremos un grupo diferente para ello”. Desde que el grupo se crease a finales de enero hasta hoy, la Casa Blanca ha enfrentado la peor crisis sanitaria de mucho tiempo y ha dicho adiós al periodo de crecimiento económico más largo de su historia. Trump situó a Pence al frente de la comisión de expertos y él mismo concedía ruedas de prensa diarias desde la Casa Blanca, que concluyeron después de que el presidente animara a los enfermos de coronavirus a tratar la enfermedad bebiendo lejía y exponiéndose a la luz solar.
Si el grupo de trabajo se reunía de forma asidua en el pasado en la conocida como SituationRoom, la sala de crisis de la Casa Blanca, esos encuentros son cada vez menores. La Casa Blanca ya había comenzado las discusiones pertinentes para iniciar la reducción del equipo de trabajo, según declaró Pence el martes. “Estamos teniendo conversaciones sobre eso y sobre cuál es el momento adecuado para que el grupo complete su trabajo”, dijo el vicepresidente, que especuló con la festividad de Memorial Day -este 25 de mayo- o a principios de junio como fecha para echar el cierre. Trump ha sometido al país y a sus asesores a continuos bandazos desde que el coronavirus pusiera en pausa el planeta.
Con más de 70,000 muertos y más de 1.2 millones de infectados por la covid-19, el presidente ha sido en esta crisis un verso suelto al que tenían que corregir con delicadeza sus asesores. El último nombre en sumarse a la cadena de críticas en la gestión de la pandemia ha sido el del científico Rick Bright, el médico que ha denunciado que fue apartado de su cargo por priorizar “ciencia y seguridad” frente al oportunismo político. Bright, quien dirigía la Autoridad de Investigación y Desarrollo Avanzado Biomédico (BARDA, siglas en inglés) hasta que fue destituido de su puesto el mes pasado, asegura que las primeras advertencias que hizo sobre el coronavirus en los meses de enero y febrero fueron ignoradas.
En opinión del científico, la gota que colmó el vaso y supuso su expulsión fue cuando planteó serias dudas sobre la eficacia de un tratamiento que defendía el propio Trump, que se basaba en el uso de un medicamento contra la malaria, sin que hubiera habido ningún ensayo clínico previo que lo avalara. El doctor Bright, quien llevaba cuatro años al frente de BARDA, presentó su caso al organismo que supervisa que los funcionarios que presentan denuncias contra otros empleados del Gobierno no sean represaliados. Los abogados de Bright han declarado a la prensa que la destitución de su cliente es “pura y simplemente un acto de represalia”.
El médico plantó en su momento cara al secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, por no poner en marcha la pronta obtención de mascarillas y otros equipos de protección ante el brote del virus. Como colofón a su queja, el científico asegura que fue presionado de forma repetida por altos cargo de la Administración Trump para que concediera contratos médicos o farmacéuticos de millones de dólares relacionados con la crisis “basados en conexiones políticas y amiguismo”.