Opinión

La República de las letras

Por David V. Maldonado.

Derecho y Literatura

La humanidad ha buscado históricamente la plenitud y la felicidad. Y en su búsqueda ha inventado el Derecho y la Literatura. El Derecho como una puerta a la plenitud de afuera hacia adentro, y la literatura como una ventana a la felicidad de adentro hacia afuera. Las leyes y los tribunales sirven al ser humano para transformar su realidad externa, mientras que los libros y los escritores sirven para transformar su realidad interna. Cuando un juez dicta una sentencia el mundo externo cambia, cuando un poeta escribe un poema el mundo interno se modifica.

La sociedad recibe sus leyes con la esperanza de que el mundo se convierta en un mejor lugar para vivir. El lector recibe las nuevas novelas con la esperanza de que su imaginación se encienda. El lenguaje es la materia prima de ambos, uno lo usa para dar forma a la norma, el otro para dar vida al verso. El lenguaje sirve en el Derecho para modelar conductas, en la Literatura para exaltar y modelar la imaginación. Al Derecho le importa lo que el ser humano hace, a la Literatura le interesa lo que piensa.

Cuando Cervantes escribía el Quijote pensaba en una revolución del espíritu, cuando Justiniano escribía sus leyes pensaba en la revolución del mundo. Cuando Dante escribía La Divina Comedia pensaba en transformar la humanidad desde adentro, cuando el rey de Babilonia escribía su famoso Código de Hammurabi pensaba en transformar la humanidad desde afuera. García Márquez escribió Cien Años de Soledad pensando en transformar la imaginación, mientras el Constituyente norteamericano escribió la primera constitución del mundo pensando en cambiar la vida del pueblo.

No podría entenderse el mundo como lo conocemos sin escritores y abogados. Los primeros ayudaron a construir una imaginación más plena que permitió a la humanidad grandes ideas y grandiosos progresos. Los segundos ayudaron a controlar el poder y a modelar la conducta, lo que permitió a la humanidad evolucionar y no extinguirse ante la ley del más fuerte.

El escritor pasa horas puliendo palabras en sus obras para entregar al mundo un lenguaje más nuevo y brillante. El jurista pasa horas puliendo sus textos para entregar una obra que ilumine al juez y al legislador. Juristas y escritores comparten la pasión por el trabajo infinito, en pos de una humanidad más elevada que conduzca sus actos y sus pensamientos hacia la libertad.

Literatura y Derecho se complementan: la plenitud interna y la externa. Pues de nada sirve que el mundo externo cambie si el interior del ser humano es pobre, pues tal pobreza interna terminaría por empobrecer su realidad. Y lo mismo ocurre al revés. ¿De qué sirve una plenitud espiritual mientras el mundo se deshace en miseria y pobreza? De nada.

Derecho y Literatura: dos formas de hacer revolución. Dos modos de buscar un mismo camino. Dos medios de buscar la evolución humana más alta, más noble y más justa. El ser humano volverá al polvo, volverá a la nada. Pero antes de hacerlo dejará una huella en la tierra, y esa huella serán sus leyes y sus novelas, sus constituciones y sus ensayos, sus sentencias y sus poemas. Y será por ellos por lo que habremos de tener un pequeño pero digno sitio en la historia del universo.

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